martes, 10 de febrero de 2009

Semana Inglesa

-Días como el de hoy no se me olvidan, no infiere el lugar que ocupe en la semana, o la fecha que marque en el calendario, pero casualmente fue lunes, como el de aquel día, como el de hace unas horas, con irrupciones en el lugar del primer avistamiento en persona, como aquel lunes que no se borra, ése de vestimentas cardiacas y de las ya tan citadas y célebres “manos temblorosas”

Lunes de cita literaria imprevista, de ignorar por ratos la demás compañía y sumergirnos en nuestra muy entretenida función de analogías y metáforas hechas a medida, de hablar de platillos mal cocidos o de los que salen quemados del horno, de tabacos que acompañaban a las humeantes tazas de té de manzana con canela, del ruido de la calle, del frío de la noche, de tópicos entendibles solo para éste par de interlocutores

Nuestros pies decidieron dar una vuelta por otros lados, acariciando a paso lento el adoquín que reviste las calles del centro, haciendo compás con otros pies curiosos o presurosos de llegar a tiempo a otro destino diferente al nuestro; el caminar se hizo constante, acompañado de las voces que hacía tiempo se habían vuelto distantes, pero que al resonar entre ellas se entienden y se reconocen, se escapan palabras que a oídos extraños se confunden con algún idioma extranjero

Curioseando entre aparadores encontramos un lugar donde exhibían nuestro calibre exacto de municiones, entramos sin miramientos, la encargada nos mostró unas amarras de metal y felpa teñida, -escuché a mi lado una voz conocida….qué probabilidades habría para que eso ocurriera en ése preciso lugar y a esa hora del día?...ninguna, pero es lunes, hoy todo se vale, hasta ése tipo de coincidencias-

Cena liviana al estilo americano, un par de hot dogs con su toque mexicano, si supieran que acá se les sirve con chile, jitomate y cebolla, sería razón suficiente para declararnos la guerra por denigrar su cultura gastronómica, me viene valiendo un Tío Sam con dos Moctezumas!!, yo pedí mi perro choloescuincle con todo y su bandera tricolor encima

Enfilamos a casa, reposando la cena y digiriendo palabras, esas que suenan igual que antes, que humedecen los ojos y tremolan las voces, que solo a nuestros oídos confieren importancia y trascendencia, y nos dan ése tan preciado sentido de pertenencia, aún somos lo que solíamos, las miradas siguen hablando más de lo que articulan los labios

Las palabras encuentran significado en gestos tan simples como guiños y muecas de media luna ataviadas de buenos recuerdos, aún estamos y seguiremos, escuchando cada quien los pasos que vamos dando, una mirando hacia arriba y el otro solo un poco hacia abajo, no importa la altura si éstos demonios se saludan sin ocupar reverencias ni levantarse del asiento


La noche se despidió donde varias veces lo hacía, en el sofá, con cojines como armas de destrucción masiva y sonrisas en espera del próximo encuentro, así terminó el día, fue un lunes de semana inglesa como de los que aún tanto me acuerdo.

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