-Aún te veo con los mismos ojos que ni te miden ni te comparan, aún de lejos te toco con éstos dedos tan descarados, respiro brevemente por los surcos que me han dejado las noches sin comparsa, empuño firmemente la pluma inquieta y sedienta de anécdotas aún sin añejar, diez, treinta, ochenta y tantos, mientras más años…mejor
A éste autor de ocasión no le vendrían mal de vez en cuando algunas palabras dedicadas, de aquellas que salen sin ocupar torcer el brazo; aunque quizá es mucho pedir espontáneos párrafos acomodados al azar; a éste pintor de lienzos remendados y pinceles con alopecia prematura, le vendría bien un autorretrato sin mover siquiera un poco su propia muñeca, a éstos brazos de enredadera le hacen falta hojas y le sobran ramas en plena primavera, a estos letárgicos labios –que ya pintan color turquesa- les falta calor, el matiz que le aplicas cada tarde por el altavoz, a éstas letras tan austeras les faltas tu, para tener más que contar
Me encuentro con las canas a punto del despunte y los párpados en cuarto menguante, con la paciencia impaciente y la nueva dieta de realidades baja en fantasías, mientras los ideales insisten en perder la línea al comer ilusiones a escondidas; Cómo van a caber tantas esperanzas en estas líneas tan desnutridas?, Para qué tantos detalles si ya lo sabes; me alimento de todo y a la vez de nada, un caballo de hierro, tus sonrisas, los tantos versos firmados en papel, un Tristán primero y una Frida un poco después, una cámara reflex extraviada en la cocina, tus muñecas con amarras de metal, la silueta de una musa felina arañando las cortinas, los “buenos días” al despertar
Conciente estoy de la carente presencia tangible que tengo en tu vida, que son pocos los rastros de mis pasos por tus ruinas, esas mismas donde ya se empieza a construir, solo unas cuantas fotografías sin dedicatoria dan fe de mi existencia; y sé que quisiera ser como aquellos, como todos ellos que sin querer se han ido quedando en vos; deambulo mientras tanto sin documentos, buscando entre estantes mi espacio, trazando intrincadas rutas por pasillos ya ocupados, mientras la mirada se pierde leyendo etiquetas, entre papeletas con nombres e historias ya completas, sin embargo de nada me vale el citar a quienes ya no están o nunca estuvieron, pues en su momento quisieron y no pudieron, por lo pronto yo, que porque quiero puedo heme aquí, sin labia cobarde ni temblor en la voz, sin rodeos ni pereza, con la firme certeza de saber que a diferencia de otros…estoy
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