Si fuese un libro, sería uno robusto de pasta gruesa curtida por los años y moldeada por las marcas de las manos de quien alguna vez me leyó, mi portada sería extravagante, visualmente estimulante a los ojos del lector, no tendría prólogo ni fecha exacta de edición; mi glosario carecería de un orden lógico, lo cual provocaría tener que leerme al azar, sería ante todo la antítesis de cualquier respetable publicación, definitivamente sería una extraña obra literaria, sin pies ni cabeza, pero con la trama necesaria para hacer de ella un articulo de colección
En mis hojas se plasman los relatos de memorias acumuladas por el paso de los años y mi protagonismo inevitable -y a veces improvisado- en cada uno de ellos, coexisto con los textos que mis propias manos han escrito y con los que otras almas en otros tiempos han colaborado e incluso inspirado a redactar; soy un compendio encuadernado de comedias, dramas, poemarios e historias de ciencia ficción, de relatos eróticos, novelas románticas y cuentos de terror, de fábulas y leyendas, de partituras y recetas de cocina, con datos curiosos de cómo la vida pasa de mano en mano, al escurrirse la tinta que cada uno vierte sobre mi
Sería absurdo pretender querer encontrar entre estos estantes que me han visto envejecer, un tomo con las páginas en blanco sin anotaciones hechas en otros tiempos por algún otro autor, sería incoherente tan siquiera buscarlo, si mis propias hojas han sido firmadas con palabras ajenas a mi, es por tanto -y a pesar de lo mucho que aún te falte por leerme-, que procuro apartarte espacio en exceso para que te explayes en mi, para después narrarle en voz baja al oído a quienes aún no nos acompañan, estas historias que en coautoría compilamos y que en alguna noche de tormenta los harán dormir
Si fuera un libro, sería como este mismo que ahora sostienes frente a ti, al que hojeas hacia atrás para entender la trama y hacia delante para escribir en el.
No hay comentarios:
Publicar un comentario