Manos inquietas,
debilidades expuestas,
palabras a medias e intenciones concretas,
hay tiempo y paciencia para ir fracturando la roca
convirtiéndola en veta
Me voy acercando al punto que te doblega,
que al tacto acelera tus latidos,
tu piel palpitante mortifica mis sentidos
y la ropa se convierte en kamikaze
estrellándose directo contra el piso
Dedos incautos reconocen el terreno,
susceptibles a la estática
que van provocando nuestros cuerpos
Vas registrando el recorrido
de éstos labios clandestinos,
quien camine de nuevo en tus senderos
invocará sin saberlo en tu piel mi recuerdo
Sin lugar definido ni hora establecida
le haremos caso al impulso de robarnos el aliento
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