Que te pienso aún sin tu permiso,
Sin la venia que otorga con el tiempo la razón
Que las letras que hoy escribo se acomodan invariablemente a tu favor
Que lo mío no es costumbre ni una necia obstinación,
Que mis pasos no recuerdan más en dónde comenzaron
Pero ciertamente nunca han olvidado a dónde han de llegar
Que bebí más de la cuenta de tu alma adulterada de recuerdos
Y aunque sufra de resaca propiciada por mi exceso
No maldigo la sustancia que en momentos me hace claudicar
Te confieso
Palabras más, palabras menos lo que ya te he revelado
Sin adornos ni pretextos ni reclamos
Sin quizás habilitados de percheros,
Sin los tiempos aún sincronizados,
Con la premura disfrazada de paciencia
Y los labios aguardando el corte del listón
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